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Pedro Sáez de Tejada Hitos. ¿Conocéis el mito de Sísifo? Desafió a los dioses y como castigo, estos le dieron la tarea de cargar una roca desde un valle, hasta lo más alto de una montaña, desde donde la roca caía otra vez al valle. Entonces, Sísifo debía cargar de nuevo la pesada roca hasta lo más alto de la montaña; y así por toda la eternidad.
Sísifo, un héroe absurdo que vive su vida al máximo, odia la muerte y es condenado a una tarea inútil.
Podemos pensar en Sísifo como una metáfora de la vida moderna, con el trabajo fútil en fábricas y oficinas. Un trabajo que, si no dotamos de sentido, acaba por mutilar nuestra autoestima y suicidar nuestra pasión.
Cada vez que cierro un año laboral, me acuerdo de Sísifo. Pienso en seguir empujando la roca y cruzar los dedos para que no caiga al valle. ¿Y si el esfuerzo de tantos años, ha sido en vano?, me refiero a esa sensación de volver a la casilla de salida, como en el juego de la Oca.
Estas cuestiones pueden abordarte, pero no desalientes. A mí me ayuda pensar que cuando vuelvo la cabeza, ya no estoy solo empujando la roca. Detrás, hay un equipo que me ayuda y alienta en cada paso. Juntos, aprendemos a hacerla ascender con menos esfuerzo. Y el camino recorrido, nos sirve para encontrarnos unos a otros y ser mejores.
La vida puede parecer aburrida y absurda, pero para vivirla al máximo, hay que dotarla de sentido. Con sentido, las cosas cobran importancia. Y si una cosa es importante, no hay montaña que desgaste la pasión de querer seguir ascendiendo. No importa cuántas veces caiga la roca. El camino de ascenso es un proceso precioso como tal y cada vez que subes, aunque pienses que es más de lo mismo, acuérdate, tú ya no eres la misma persona.
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