RESPONSABILDAD PENAL PROFESIONAL “NO NOS PREPARAN PARA ESTO”.

Por Gustavo García.

Comencé mis pinitos como aparejador en una pequeña empresa familiar dedicada a la promoción-construcción, allá por el año 1997. Como suele ser habitual en un joven que arranca profesionalmente, toda mi ilusión estaba en hacer un buen trabajo, desarrollarme profesionalmente y labrarme un porvenir.

Aunque tenía conocimientos en material de prevención por lo aprendido durante mis estudios, apenas lo ponía en práctica puesto que mi trabajo estaba muy enfocado a la producción más que otra cosa. Al ser una empresa familiar, tampoco estaban muy concienciados respecto a las obligaciones en materia de seguridad y legislación de obligado cumplimiento. Todo se enfocaba en vender y construir las promociones lo antes posible y al mejor precio. Negocio redondo…

Todo fue bien hasta el año 2002-2003 en el que la empresa empezó a tener dificultades financieras que ponían en duda la continuidad del negocio. Justo ahí ocurrió un suceso inesperado que terminó por tambalear definitivamente a la empresa pero también supuso un cambio en mi vida profesional y en mi percepción de la seguridad laboral.

3 de marzo de 2003. Siempre recuerdo esa fecha. Cada año que pasa recuerdo el fatídico día en el que un hecho fortuito produjo un accidente mortal de un trabajador propio de la empresa en una obra donde yo era el aparejador director de obra. Desde el primer momento fui consciente de la gran responsabilidad y de las consecuencias que en mi persona podría acarrear dicho suceso, por lo que una vez estudiado lo sucedido y habiendo buscado asesoramiento jurídico, me equipé con la única arma para combatir todo lo que estaba por llegar: “la paciencia”.

NO NOS PREPARAN PARA ESTO.

Ciertamente no era consciente de todo esto hasta que me sucedió y la verdad es que no sabes qué hacer, recuerdo que estaba muy nervioso, incluso lloré bastante aunque no sé si era más por el fallecido al que conocía bien o era realmente por mí.

Con el paso de los días y después de meditar y asesorarme a través del departamento jurídico del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos y Aparejadores al cual pertenezco, conseguí aclarar mis ideas sobre lo que debía hacer.

Así que seguí con mi día a día, trabajando y tirando para adelante, pues al final la vida continua y como profesional, esto forma parte de la trayectoria profesional de cualquier facultativo al que debemos enfrentarnos. Tome mi arma principal “la paciencia” pues todo el proceso desde que empezó hasta que terminó supuso casi 8 años. 8 años de idas y venidas desde la inspección de trabajo, pasando por las diligencias previas, preparación del caso para cuando llegara el juicio (recopilación de datos, informe pericial, preparación de mi defensa, juicio, sentencia, recursos…).

Ciertamente todo esto me hizo madurar mucho y cambiar mi percepción respecto a la seguridad y la prevención de riesgos laborales. De hecho terminé cambiando de trabajo para dedicarme por entero a la prevención de riesgos. Fue como un punto de inflexión, tenía la necesidad de cambiar el mundo para que no me volviera a suceder lo mismo, pero al mismo tiempo de inculcar a los demás la cultura preventiva tan necesaria e imprescindible para mejorar nuestras vidas y nuestro bienestar.

A día de hoy sigo prestando servicios en el ejercicio de la seguridad y salud en el trabajo con rigor y perseverancia, ya no solo en el cumplimiento de mis funciones técnicas sino sobre todo para tratar de ayudar y concienciar a los demás en la importancia de la prevención de riesgos y adoptar una cultura preventiva que mejore nuestras vidas.