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EGOISTAS Y MEDIOCRES. ¿GENERACIÓN EN CAMINO O YA PRESENTE?

Foto del escritor: El Garaje NaranjaEl Garaje Naranja

Actualizado: 18 dic 2022

José Garrido Cortés.



Indicé de contenido


1. Un día cualquiera donde te lo planteas…


2. Contradicciones sobre la cultura del esfuerzo


3. Conclusiones y una invitación a la reflexión


1. Un día cualquiera, donde te lo preguntas.


Fue un día de primavera cualquiera, o quizás no tanto…Pero lo cierto es que una de las personas asistentes a nuestra formación de Seguridad de Trabajos en Alturas, tras conversar un rato con ella, nos hizo pensar en la - no sé si bien denominada - Cultura del Esfuerzo.


De aspecto fuerte y ánimo robusto, esa participante de unos 50 años, nos dijo proceder de un pequeño pueblo de Jaén, de los que pocos sabrían ubicar en un mapa. De padres sin saber leer ni escribir, pero con ese grado de lucidez que únicamente las gentes sabias tienen por naturaleza.


Nos contó como su padre, tuvo la valentía de animarla a ser algo más de lo que se esperaba de alguien en su situación y la acompañaría en una furgoneta sin aire acondicionado a Cádiz, (lo que en los años 80 en esas gentes, suponía toda una aventura), para realizar sus estudios de Ingeniería Naval.


Continuó su relato, describiendo cómo fue su recorrido, repleto de momentos duros y complicados para sacar sus estudios y hacerse un hueco, en un ambiente por aquel entonces, donde ser mujer era casi una rareza. Mostró su satisfacción por haber conseguido cierto éxito laboral y formar una familia renunciando a parcelas de desarrollo profesional y personal y al final desprendió cierto sentimiento de agradecimiento, junto a diversos planes para devolver a su familia, parte de lo bueno recibido.


Horas después de hablar con ella, alguno de nosotros comentó que hoy en día esa actitud no se espera de alguien en su lugar y que estas generaciones no tolerarían la frustración ni el esfuerzo de esa vida, ya que ahora se impone el pensamiento egoísta y el aseguramiento del bienestar propio.


A todos nos vino a la mente esa persona, mediocre, egoísta y vaga, que además se permite ser exigente, con la certeza que merece su disfrute por encima de quien sea o de lo que sea, “CARPE DIEM” que ya habrá alguien que se coma el marrón. Criada a la sopa boba, mimada y tirana pero en el fondo muy cobarde.


Pero atención, siendo honestos, igual es, como a esa persona la percibimos y no como es en realidad… Quizás seamos presas ante ese sesgo milenario de la creencia de que los "jóvenes de hoy en día" son siempre peores.


“La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismorrea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros".

Estas frases son de hace más de 2500 años y se atribuyen al filósofo griego Sócrates


2. Contradicciones sobre la cultura del esfuerzo.


Veamos que caracteriza a las generaciones que conviven en este momento.


Generación X (1965-1980): o la juventud de los años 80. El trabajo en equipo y el fomento de relaciones laborales de confianza, son algunas de sus señas de identidad.


'Millennials' o generación Y (1981-1996): llamados nativos digitales. Tienen autoconfianza y no les asusta cambiar de trabajo, no conciben la vida sin tecnología y son rápidos en adaptarse a las novedades.


Centennials’ o generación Z (1997-2010): Inmersos en la sociedad de Internet. Son muy creativos, flexibles y multitarea, prefieren el trabajo a distancia y tienen un gran espíritu innovador y pragmático. Sin embargo, no son tan fáciles de fidelizar.


Ahora tengamos en cuenta estas opiniones, que no coinciden entre ellas.


1. Hay quien opina que el conjunto de estas cuatro generaciones de talento no solo conviven sino que, con sus características propias y sus diferencias, lo que beneficia a la sociedad es que se comprendan entre ellas: “Cuanta más diversidad existe en las capacidades, formas de pensar y toma de decisiones de las personas, más se enriquece y se aporta más valor".


2. Otras opiniones afirman que le hemos vendido a las generaciones venideras la idea de que tienen que amar su trabajo y que la frase ‘el trabajo te ha de hacer feliz’ ha hecho mucho daño. Que somos producto de lo que nos han enseñado, de lo que hemos tenido que demostrar y, entre esas mujeres mayores muchas se ganaron su independencia económica a pulso y contra los prejuicios y barreras. Pero piensa que ha habido un cambio. La cultura del trabajo, de que si te esfuerzas todo saldrá, está en juicio. Así como esa manía que tenemos de definirnos a través de nuestro trabajo. Si te das cuenta, en muchas ocasiones es lo primero que se suele preguntar a un desconocido.


3. También están las que están convencidas en que nada te lo regalan, en que si quieres algo tienes que luchar por ello, que todo lo que obtienes en la vida es directa consecuencia del esfuerzo que pongas en conseguirlo. Valoras más lo que consigues con esfuerzo, no lo que te regalan. Necesitamos recuperar la cultura del esfuerzo. Es el único camino para desarrollar el talento, para ser competitivo como persona y como sociedad. No hay nadie brillante que no tenga detrás de sí muchas horas de entrenamiento.


Como concluHoward Gardner, después de estudiar a personas extraordinarias por su desempeño: todos ellos habían trabajado duramente durante al menos diez años. Malcolm Gladwell lo bautiza como la regla de las 10.000 horas de trabajo y Larry Bird, uno de los grandes jugadores de la NBA, lo resumió del siguiente modo”:


“Es curioso, cuanto más entrenamos, más suerte tenemos”.

Un ejemplo también muy potente sería:


¿Por qué el tenista Rafael Nadal vuelve arriba una y otra vez? ¿Por su talento? Sin duda, su talento es importante. Pero más importante es su esfuerzo permanente, su capacidad de sacrificio.


Conclusiones y una invitación a la reflexión


En mi caso opino, que no debemos caer en simplismos y que las generaciones no son peores ni mejores unas que otras. Sin duda, el único camino para avanzar es entenderse y aprovechar sinergias entre las mismas, pero entiendo que este debate aparte de chulo tiene mucha variedad argumental de un lado y otro.


Es fácil sentir que ante situaciones por las que has pasado o que afrontas actualmente, tus respuestas y acciones frente a ellas son muy distintas a las de otras personas más jóvenes. Si además te sientes perjudicado o que te toca aportar más esfuerzo, sientes decepción y te enfurece ver que no puedes ni tan siquiera entender esa actitud.


En el terreno profesional podrá ser un problema importante, si no superas esta sensación. No podrás aprovechar sus fortalezas ni hacer buenas las sinergias necesarias, no podrás ser buen compañero /a. Si además te toca liderar equipos donde tengas personas de esas generaciones, menos aún lograrás desempeñar eficientemente tu liderazgo.


¿Cómo hacerlo entonces en tres sencillos pasos?


1. Céntrate en sacar tu mejor versión. Las buenas personas consiguen usar la empatía, aunque les cueste trabajo o no sea esta su mejor virtud.


2. Sé profesional y marca objetivos claros. Ello te hará encontrar el mejor camino para aprovechar los esfuerzos del equipo donde hay personas más jóvenes, o para ser buen compañero y conseguir desempeñar la tarea que se te ha encomendado.


3. Recuerda que tú también fuiste joven, y tus mayores posiblemente pensaban igual sobre ti, que tú sobre los infantes, que ahora te acompañan.


Y si nada te funciona, ni te hace sentir mejor, recuerda lo bueno que es adaptarse “be water my friend”. Si lo dijo Bruce Lee con esa capacidad de dar bofetones, no puede ser falso :)



Fuentes:








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